Hace miles de años un pueblo ancestral floreció aquí y dejó huellas grandiosas en el sub-continente americano, grandes ciudades, moradas en los riscos y cámaras ceremoniales llamadas kivas: eran los anasazi, y hay quienes aún creen que su espíritu sigue vivo en estas tierras.
A finales del siglo XIX un gran descubrimiento tuvo lugar en el cañón del Chaco, en Nuevo México, catorce esqueletos se encontraron en una fosa común.
A finales del siglo XIX un gran descubrimiento tuvo lugar en el cañón del Chaco, en Nuevo México, catorce esqueletos se encontraron en una fosa común.
Los espectaculares edificios y artefactos encontrados eran evidencia tangible de una civilización avanzada que había desaparecido. Muestras de las vigas indican que la madera no era de los alrededores, algunas de las especies sólo se encuentran a distancias de más de 50 millas. Para el corte y tallado de la madera sólo se utilizaron hachas de piedra. El pueblo del Chaco no disponía de carretas o caballos para el transporte de la madera ¿cómo pudieron entonces transportar la madera?Los arqueólogos sitúan a los anasazi entre los años 900 y 1250 de nuestra era.
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